12 jul 2011

De trovadores


"Hi, I'm David Gray, I don't know why I´m here, in the right side of the page, should i be on the center, but probably My tocayo (?) made a mistake, as usual"

Acá va un círculo:

No hay una escala infalible para medir el éxito. Mierda, el éxito ya es una abstracción. Hoy en día -quizás siempre- el sustento del éxito es la masividad, lo cuantitativo. Es exitoso quien más vende, quien más tiene, quien más hace. Entonces, a ese rótulo llamado éxito no hay forma de aceptarlo bajo otras condiciones que no sea la cantidad. Fijensé, simplemente, cómo sería difícil hablar de un músico exitoso si no apoyamos esta afirmación con un número de copias vendidas, un número de seguidores o un número de Hits.


Este aspecto no se aplica únicamente a la música, uno lo puede notar a otros niveles artísticos, hago referencia a la música porque, junto con el Cine, son las dos disciplinas artistas más industrializadas, si se quiere. En el cine, precisamente, el parámetro del éxito es la taquilla. Parece que ese dato -el número de personas apoyando el culo contra una butaca- es la vara que mide el éxito. No importa si la película es una mierda, una remake no reconocida de una antecesora ignota... No importa, mientras venda y sea pochoclera, el éxito le corresponde.


Yo reniego de ello, de esa idea de éxito; de valorar un objeto, un concepto, según la cantidad de adherentes que tiene. Sin embargo, quedo atrapado y paralizado en otra telaraña: el aspecto cualitativo. Deseo que la valoración surja desde la admiración que uno siente por la obra, por el objeto, sin importar el número que los respalda. El problema radica en cómo se valora una obra, y ¿cómo se valora?: comprándosela (?). Entonces estamos como en el principio: ahora resulta que el éxito es la masividad que, a su vez, surge de miles y millones de seres que valoran algo y lo compran.

No me cierra del todo ¿Por qué? ¿Por quién? por David Gray, entre otros. David Gray es un músico que no ha tenido mucha difusión en nuestro país, sin embargo está a la altura de todo lo que hemos importado desde Gran Bretaña en los últimos 20 años. Claro, que esté a la altura no implica que sea parecido a Radiohead, Artic Monkeys, Oasis, Richard Ashcroft y demás cráneos que nos hemos cansado de reproducir por aquí.

Nobleza gaucha obliga, los discos de David Gray son venerados como pocos en Irlanda, país en el que ha llegado a la modesta cifra de 15 millones de copias vendidas. ¿cambia algo eso? no; no hace falta saber esa cifra para reconocer la hermosura en la música del británico, para mi sigue siendo el mismo trovador que hipotecó su casa para financiar su primer disco.

Best Lyric Ever, o por ahí...

David Gray es un tocayo mio que, por algún motivo que desconocemos, fue trasplantado de Inglaterra a Gales de muy pequeño. Tampoco es EL viaje, pues estamos hablado de pocos kilómetros, sin embargo el cambio es significativo en lo cultural y el hecho de que David haya crecido como galés marca una diferencia sustancial con el perfil Inglés. En algún momento alguien le regaló una guitarra, quizás la misma tía Mimi que hizo lo propio con Lennon (?). Lo cierto es que con esa guitarra y con su cabeza dando tumbos, se hizo paso en la historia de la música, dejando una herencia que aún hoy sigue alimentando.

En su repertorio se encuentran canciones como Shine; This Years love; Babylon; lead you Upstairs; My oh My; Be mine; The one I love; Sail Away; y dejo de enumerar porque el post sería una lista de todos los temas de David. Mejor es, por lejos, escuchar algunas de sus canciones y descubrir a este músico que, como bien indica un poeta galés, no hace falta saber el idioma que habla, la emoción va por otras vías. Podés ser analfabeto, pero hay algo en sus melodías que llega como una caricia.



Una buena presentación:



Temazo, también compartido por Pedro Aznar.


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